Pastor recibe el primer Premio Mundial de la Paz Michael J. Sharp

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Victor Dogos with group in Chad

El Pastor Victor Dogos de N'djamena, Chad, es el primer ganador del nuevo Premio Internacional para Artífices de la Paz Michael J. Sharp. El premio, creado por el Comité Central Menonita (CCM) en 2023, reconoce a los valientes artífices de la paz de todas partes del mundo.  

Como cristiano, Dogos trabaja de forma colaborativa con católicos, musulmanes, protestantes y líderes tribales en Chad para incentivar a que las personas de todas las religiones vivan en paz. Los líderes nacionales y comunales lo llaman para resolver conflictos violentos e intervenir en situaciones en donde existe el riesgo de que se derrame sangre.

Usa su educación en teología, abogacía, comunicación y construcción de paz para mediar y enseñarles a los hombres y mujeres cómo resolver conflictos. Ha negociado con el Gobierno y el Ejército para lograr la liberación de civiles inocentes y ha trabajado con las fuerzas de seguridad del Gobierno para ayudarlas a comprender la efectividad a largo plazo de la paz por sobre la violencia.  

Dogos es integrante del Consejo Asesor de Chad, que brinda asesoría al Gobierno sobre asuntos de política gubernamental y reconciliación con rivales. En esta función, Dogos informó lo acontecido y las recomendaciones de 32 reuniones que ayudaron a crear el camino de los acuerdos de paz entre el Gobierno interino de Chad y 45 de los 53 grupos armados en 2022. Esto llevó a la creación conjunta de un Gobierno de transición nuevo.  

EL CCM creó el premio de $4000 este año en honor al valiente trabajo de construcción de paz de Sharp, un exintegrante del personal del CCM en la República Democrática del Congo. Mientras trabajaba para las Naciones Unidas en 2017 para constatar las violaciones a los derechos humanos en la provincia de Kasai, Sharp, de 34 años, y su colega Zaida Catalán fueron ejecutados por atacantes no identificados.

El compromiso de Sharp con la construcción de paz tuvo su fuente de inspiración en las muchas personas dedicadas a la paz que vinieron antes que él y lo comparten muchas otras personas que dedican sus vidas a la construcción de paz en la actualidad. Este premio reconoce a los constructores de paz que son el ejemplo claro del compromiso del CCM con la paz y la justicia en los 40 países en los que la organización no gubernamental internacional lleva adelante su trabajo de ayuda, desarrollo y construcción de paz.

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A man smiling for a photo
El Pastor Victor Dogos de N'djamena, Chad, constructor de paz desde hace muchos años, es el primer ganador del nuevo Premio Internacional para Artífices de la Paz Michael J. Sharp, creado por el CCM para reconocer a todos los valientes artífices de la paz que hay en el mundo. Desde el 2012, Dogos (fotografía del 2013) ha llevado adelante el Département Ethique, Paix et Justice (EPJ: Departamento de Ética, Paz y Justicia), que es parte de las organizaciones coordinadoras de Protestantes, Entente des Eglises et Missions Evangeliques au Tchad (EEMET: Sociedad de Iglesias y Misiones Evangélicas en Chad). Foto del CCM/Silas Crews

“‘Bienaventurados los artífices de la paz’, leemos en Mateo 5, y en nuestro trabajo en el CCM queremos reconocer el coraje de quienes en todas partes del mundo viven este llamado a pesar de ser extremadamente costoso para ellos”, dice Mulanda Juma, un representante del CCM en Ruanda y Burundi, quien formó parte del comité de selección y es un defensor de la paz de gran compromiso.

“Elegimos otorgarle el premio a Dogos por su compromiso con la no violencia y su trabajo pacificador repleto de coraje y creatividad que tuvo un gran impacto en el pueblo de Chad y en los países aledaños”, dice Juma.

“El Pastor Dogos tiene antecedentes musulmanes, pero se ha convertido al cristianismo. Con esta historia, no lo aceptarían tan fácilmente como mediador, facilitador o arquitecto de la unión entre musulmanes y cristianos en Chad, un país que sufre por conflictos armados en el norte. Se requirió de creatividad, coraje y habilidades de liderazgo de paz de su parte para ser un verdadero arquitecto de la unión entre estas dos comunidades de la fe en conflicto”, dice Juma.

Dogos dice que su compromiso con la paz comenzó temprano en su fe cristiana adolescente cuando aprendió que matar era un pecado. Y, cuando estalló la guerra en 1980, eligió abandonar el país en lugar de luchar. Llegó a Costa de Marfil, en donde luchó entre seguir con su fe cristiana o volver a la creencia en el Islam con la que había crecido.

En un servicio religioso en la Iglesia Evangélica Bautista de Costa de Marfil, en Adjamé, Abiyán, el 18 de julio de 1982, Dogos dijo que fue sentenciado, que debería dedicar su vida completamente a Cristo. “Ya sea que muera o viva, será por Cristo”, dijo.

Dogos dijo que varias veces temió por su vida; en particular, una vez cuando estaba negociando en un conflicto que ocurrió cuando un niño cristiano se rehusó a comer carne que provenía de un ritual musulmán que involucraba un sacrificio animal. Los imanes (líderes musulmanes) le dijeron a Dogos que su rechazo era un rechazo personal a la comunidad musulmán.  

“Los acuerdos en la doctrina pueden enardecer a la gente rápidamente”, dijo Dogos. “Es necesario tener cuidado porque una respuesta poco prudente en esos contextos puede ser muy peligrosa. La gente puede ponerse muy furiosa”.

Dogos les explicó a los imanes que rehusarse a comer el plato no implicaba un rechazo a la comunidad musulmana, sino que tenía que ver con vivir en diferentes sistemas de creencias. Narró la historia cristiana de David a Jesús en la que explicó que, para los cristianos, Jesús representa el Sacrificio Supremo. Los imanes entendieron que los niños actuaban de esa forma por tener creencias diferentes que aprendieron de sus padres y que no estaban rechazando a los musulmanes.

“Sabemos que creemos en diferentes cosas en este contexto, pero tenemos que respetarnos entre sí para poder vivir en comunidad”, dijo Dogos. “Solo quiere que personas diferentes, familias diferentes y comunidades diferentes puedan vivir y aceptarse a sí mismas, con la certeza de que existen diferencias, pero que estas no son motivo para el conflicto”.

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A group of people standing for a photo
En agosto del 2022, el Pastor Victor Dogos, segundo desde la izquierda, se reúne con Christian Nawai Berambaye, coordinador de logística y proyectos del CCM en Chad; Djimalngar Madjibaye, secretario general del Entente des Eglises et Missions Evangeliques au Tchad (EEMET: Sociedad de Iglesias y Misiones Evangélicas en Chad); Grace Hercyk, coordinador de paz del CCM; Samuel Okiror, representante del CCM en Chad; y Jonathan Nguerassem, coordinador de programa del CCM en Chad. Fotografía cortesía de Winfred Okiror.

Desde el 2012, Dogos ha llevado adelante el Département Ethique, Paix et Justice (EPJ: Departamento de Ética, Paz y Justicia), que es parte de las organizaciones coordinadoras de Protestantes, Entente des Eglises et Missions Evangeliques au Tchad (EEMET: Sociedad de Iglesias y Misiones Evangélicas en Chad). Tanto el EPJ como la EEMET son socios del CCM. En la actualidad, el EPJ se enfoca en construir la capacidad de jóvenes y mujeres líderes de ganar más conocimiento y habilidades de construcción de paz y análisis de conflictos en el sur de Chad.

“Las mujeres tienen una gran influencia sobre los hombres; por eso, cuando las mujeres se convencen, es fácil encontrar una solución a los conflictos”, dice Dogos. Advierte que, cuando las mujeres y los jóvenes aprenden sobre la construcción de paz, entran en acción instantáneamente, mientras que los hombres son más difíciles de convencer.

No obstante, para ofrecerles esta capacitación, tuvo que sentar las bases con los líderes locales. Un cura católico, un imán y un líder tradicional lo acompañaron a hablar con los líderes. Juntos les explicaron que la construcción de paz no implica proselitismo para una religión en particular, sino que ayuda a las personas de todas las religiones a aprender a resolver conflictos.  

El CCM trabajó para que la EEMET creara el EPJ en el año 2000 y ha apoyado la capacitación de Dogos en la construcción de paz desde que comenzó con su liderazgo del EPJ. Estudió en el Instituto de Construcción de Paz de África Occidental en Ghana, en 2012, y en el Instituto de Construcción de Paz (SPI) de la Eastern Mennonite University en 2015 y 2018. Este año, tuvo una cátedra a su cargo, “Transformación del Conflicto Ambiental”.

Cuenta con humildad que, en Chad, se ha convertido “casi en un experto” en construcción de paz. Como miembro influyente de la Plataforma Interreligiosa de Chad —una organización nacional compuesta de la Iglesia Católica, el Consejo Superior de Asuntos Islámicos y la EEMET que colaboran para difundir el mensaje de la coexistencia pacífica—, lo llaman de todos los grupos, incluido el Gobierno, para mediar en los conflictos.  

Una de las claves para la resolución de conflictos, según Dogos, es conocer lo máximo posible sobre la situación antes de sugerir soluciones. “Cuando entiendes mejor a una persona, entiendes su cultura, entiendes lo que los impulsa. Eso te ayuda a entender mejor su situación y su perspectiva en dicho contexto. Te ayuda a acercarte a ellos”.

Dogos dice que nutre su corazón escuchando la voz del Espíritu Santo “mientras me tomo tiempo para hablar con el Señor”. Saber que Dios es parte de su trabajo le permite tener coraje para enfrentar situaciones aterradoras. Dice que, cuando se logra una solución exitosa para un conflicto, siente un gran incentivo.

Y dice que este premio le ha dado un gran incentivo también. “Me sorprendió. Y también me llenó de alegría. Y la alegría también surge porque refleja el trabajo que pudimos hacer juntos, y me incentiva en lo personal y en lo grupal a seguir trabajando de cara al futuro”.

Él incentiva a los cristianos de todo el planeta a trabajar de forma inquebrantable en la búsqueda por la paz a pesar de todos los casos de violencia.  

“Servimos a un Dios de paz. Trabajar por la paz es un compromiso profundo porque actuamos como hacedores de la obra de Dios. La forma en la que hablamos, la forma en la que nos comportamos en el mundo, la forma en la que trabajamos... todas esas cosas las hacemos según el modelo que Dios nos enseñó”, dice Dogos.

“No podemos poner fin a todos los conflictos. Solo Dios puede hacer eso. Pero sí podemos comprometernos a trabajar en la forma que Dios nos guía para llevar adelante el trabajo de paz. Podemos plantar las semillas de la paz”.